En estas fechas en muchos hogares se plantea si el abeto de Navidad sobrevivirá para el año siguiente. En muchas familias se es fiel al árbol de Navidad natural por múltiples motivos, algo que no está exento de ese miedo a no poder ver prosperar el abeto al finalizar las fiestas.
Para quienes no entiendan estas celebraciones anuales sin la presencia de la naturaleza, nada como conocer a fondo los cuidados del abeto de Navidad natural. Unos que varían según la época del año, y que son tan importantes ahora como en los meses que nos separan de la próxima Navidad.
Como sucede con cualquier otra planta, los cuidados del abeto de Navidad natural están marcados por sus orígenes naturales. O, lo que es lo mismo, por aquellos lugares en los que crece de manera silvestre. Ese abeto que utilizamos para decorar no deja de ser un árbol. Un ser vivo con un hábitat sustancialmente distinto al salón de nuestra casa, por más aclimatado que esté tras su estancia en el vivero.
Buena parte de los abetos de Navidad naturales que utilizamos para decorar estas fechas son distintas especies de píceas o abies. Dos géneros de árboles pertenecientes a la familia de las coníferas, que suelen crecer de manera natural en bosques fríos. Un aspecto que define de manera determinante cuáles son los cuidados del abeto de Navidad natural, tanto dentro como fuera de casa.
Lo ideal es optar por un árbol con un contenedor de buen tamaño, y bien enraizado. Algo fundamental, ya que solo un árbol con estas características podrá prosperar cuando decidamos trasplantarlo.
Con nuestro árbol en casa, es momento de extremar los cuidados del abeto de Navidad natural. Como decíamos, su hábitat de origen no tiene nada que ver con el interior de una casa. Por eso y con vistas a velar por su bienestar, tendremos que estar especialmente pendientes de él. Y no nos referimos solo en el día a día. Más bien, hemos de ser cuidadosos con nuestro abeto desde el mismo momento de la llegada a nuestra casa.
El calor es uno de los grandes enemigos del abeto de Navidad natural. Por eso, cuando lleguemos con él a casa, es momento de planificar con sumo mimo dónde pasará las fiestas. Algo que nos obliga, sí o sí, a alejarlo lo máximo posible de radiadores, chimeneas o cualquier otra fuente de calor. Y eso incluye la iluminación que usemos para decorarlo. Nuestro abeto necesita una buena dosis de humedad ambiental. Para ayudarle a sobrevivir a las fiestas, lo ideal es que pulvericemos a conciencia sus ramas con agua fresca. Es más: tampoco está de más que mantengamos la calefacción en una temperatura de confort sin más excesos. La suma de ambas cosas será bien recibida por nuestro abeto.
Y si la humedad ambiental es clave, no lo es menos la que compete al riego. El abeto natural demanda tener el sustrato constantemente húmedo, sin apelmazar y con un buen drenaje. Por estos motivos, es importante ser rigurosos con el riego pero evitando encharcamientos.
Está claro que lo ideal es plantarlo directamente en el suelo. Sin embargo, en ocasiones no tenemos dónde hacerlo. De no disponer de jardín, podemos sacarlo a nuestra terraza o balcón.
Si disponemos de jardín, está claro que la ubicación perfecta para nuestro árbol es plantado directamente en el suelo. Una tarea que no podemos hacer a la ligera, sino prestando mucha atención al lugar de plantado. Los abetos demandan un suelo con buen drenaje y con profundidad. Son dados a tender raíces a mucha profundidad, por lo que tendremos que comprobar que no haya piedras que puedan frenar su crecimiento.
Lo ideal es que sea en un sustrato como el J2 de Burés.
This article was written by bures