Un buen ACOLCHADO es fundamental porque nos permite ahorrar agua y limita el crecimiento de malas hierbas, protege el cultivo y las plantas de los cambios bruscos de temperatura, mitiga los efectos demoledores del sol sobre los microorganismos y evita la erosión por viento y agua de la lluvia. Además, al ser materia orgánica se va descomponiendo e incorporando al suelo evitando que se compacte, ayudando a que drene mejor, evitando evaporaciones innecesarias y aportando nutrientes.
Una vez al año, al inicio de primavera o en otoño que el suelo se ha atemperado de las temperaturas extremas, deberíamos cambiar la capa de MULCH para que no pierda todos los beneficios que aporta esta capa de materia orgánica.
Desde BURÉS te ofrecemos las claves para tener un mulch con todas sus propiedades:
PASO 1: Preparación del terreno
Primero debemos limpiar el terreno de piedras, malas hierbas y hojas secas que hayan podido quedar esparcidas por el suelo. Seguidamente, debemos remover el terreno para mezclar el antiguo mulch con la tierra, a la vez que descompactamos el suelo.
PASO 2: Colocación
Una vez preparado el terreno, tenemos que aplicar la capa de acolchado que debe ser de unos 5 centímetro como mínimo y 10 como máximo. Si el espesor es demasiado grueso, puede perjudicar el drenaje y producir encharcamientos. Cuanto más ligero, seco y aireado sea el material usado, mayor deberá ser el espesor de la capa. Eso sí, evita siempre poner el material muy cerca del tallo de la planta, dejando un radio de unos 10 o 15 centímetros para evitar que aparezcan hongos u otras enfermedades.
PASO 3: Riego
Una vez está todo el material colocado, debemos realizar un riego para el establecimiento del mulch y que se pueda asentar correctamente en el terreno.
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