El 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental con el propósito de concienciar la ciudadanía en la conservación y protección del medio ambiente con la realización de acciones y actividades.
Se considera que la primera recomendación oficial de nivel internacional que postula la necesidad de utilizar la herramienta educativa como respuesta a la problemática ambiental es la Declaración sobre el Medio humano, documento final de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio humano, celebrada en la ciudad sueca de Estocolmo del 5 al 16 de junio de 1972.
El documento propone como objetivo de la educación ambiental “que la población mundial tome conciencia del medio ambiente y se interese por él y por los problemas relacionados y que cuente con los conocimientos, las actitudes, las aptitudes, la motivación y el deseo necesarios para trabajar individualmente y colectivamente en la investigación de soluciones a los problemas actuales y para prevenir los que puedan aparecer de ahora en adelante.”
El 26 de enero se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental. La celebración tiene su origen en 1975, año en que se celebró en Belgrado (capitl,al entonces de Yugoslavia y actual capital de Serbia), el Seminario Internacional de Educación Ambiental en qué participaron expertos de más de 70 países.
En este acontecimiento se establecieron los principios de la educación ambiental en el marco de los programas de las Naciones Unidas. Como resultado se publicó la Carta de Belgrado, en la cual se plasman las reivindicaciones fundamentales y los principales objetivos de la educación ambiental.
Unos años más tarde, el 1987, se consensuó la definición más extendida de educación ambiental en el Congreso Internacional de Educación y Formación sobre Medio Ambiente celebrado en Moscú: “La educación ambiental es un proceso permanente en el cual los individuos y las comunidades toman conciencia de su medio y aprenden los conocimientos, los valores, las destrezas, la experiencia y, también, la determinación que los capacitan para actuar, individualmente y colectivamente, en la resolución de los problemas ambientales presentes y futuros.”
La celebración, el 1992, de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y Desarrollo en Río de Janeiro introduce el concepto de desarrollo sostenible que hace evolucionar con el tiempo el concepto de educación ambiental por el de educación para la sostenibilidad entendido como una forma de educación para la ciudadanía, comprometida y activa.
Así, diez años más tarde, la Declaración de Johannesburgo sobre Desarrollo Sostenible y el VI Programa de Acción Ambiental de la UE(2001-2010) insisten en la necesidad de la participación y la acción a favor de la sostenibilidad.
La Asamblea de Naciones Unidas declaró el Decenio de la Educación para el Desarrollo Sostenible el periodo comprendido entre 2005-2014 e invita en los Gobiernos de todo el mundo a integrar la educación para el desarrollo sostenible en los planes de acción nacionales.
La nueva Agenda 2015-2030 para el desarrollo sostenible aprobada por Naciones Unidas sitúa en su núcleo los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Los ODS son universales, transformadores e inclusivos y persiguen el objetivo de garantizar una vida sostenible, pacífica, próspera y equitativa en todo el mundo, para todo el mundo, ahora y en el futuro. La educación es, por un lado, un objetivo en sí mismo y una vía para lograr el resto de ODS. No es solo una parte esencial del desarrollo sostenible, sino también un instrumento clave para conseguirlo.
En Burés el pasado 15 de diciembre realizamos una Jornada Técnica en la que debatimos sobre las ciudades cada vez más verdes, sostenibles y saludables gracias al verde urbano y a como acercamos el verde a la ciudadanía conectándola con espacios de verde urbano donde relajarse, convivir con la naturaleza, con las diferentes espcies de flora y fauna e incluso encontrar espacios cultivables como la Cubierta verde agrícola del Mercado de la Vall d’Hebron.
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