Para un riego efectivo del césped se han de considerar los siguientes factores: la frecuencia del riego, la cantidad de agua a aplicar y la hora del día en que vamos a regar.
La frecuencia del riego puede variar de un lugar geográfico a otro. Por lo tanto, será la apariencia del césped la que nos indicará si se debe regar o no. Cuando nuestro césped adquiera un color verde azulado, o cuando nuestras pisadas queden marcadas (la falta de agua hace que a la hoja le cueste recuperar su posición original), serán los indicativos que nos avisarán que debemos proceder a su riego. Durante la época estival es conveniente realizar riegos distanciados y abundantes.
Debemos aplicar un volumen de agua en los riegos que nos permita humedecer de manera profunda la tierra (15 cm de profundidad, aproximadamente). Con ello, conseguiremos que las raíces de nuestro césped arraiguen con fuerza en el terreno. Por el contrario, un riego ligero y diario producirá un arraigo superficial de nuestro césped y el desarrollo de malas hierbas. Si favorecemos un buen arraigo en profundidad, obtendremos un césped más resistente en situaciones de falta de agua de riego.
Las horas más apropiadas para el riego son de 4 a 8 de la mañana, ya que son las horas en que el aire está prácticamente en calma y no hay apenas evaporación de agua. En las horas tempranas de la mañana, el agua de riego se provecha más y el sistema de riego es más eficiente. En verano no son aconsejables los riegos por la noche, ya que pueden favorecer la proliferación de hongos debido a que el agua queda más tiempo en el suelo favoreciendo condiciones de temperaturas altas y humedad ambiental.
Consejos:
Es importante seleccionar especies que se ajusten a nuestras necesidades según uso del césped, zona geográfica y características del agua de riego (salinidad).
This article was written by bures