La elegante flor de la dama de Alejandro Dumas, la Camelia, cuenta con más de 200 especies, algunas de las cuales (como la Camellia japonia, la Camellia reticulata o la híbrida Camellia x williamsii) empiezan su floración entre febrero y abril con espectaculares corolas.
Las CAMELIAS, conocidas científicamente como Camellia, llegaron desde el lejano Oriente (Japón, China y Corea) en semilla a través de los misioneros y navegantes del siglo XVII y XVIII. Es una de las plantas más populares en invierno y verano, debido principalmente a sus llamativas flores de multitud de variedades de color y a su follaje verde brillante.
Durante mucho tiempo, las Camelias han tenido fama de difíciles, excepto en Galicia y el occidente de Asturias, regiones particularmente aptas para su cultivo por sus tierras ácidas y su clima húmedo y lluvioso.
La Camelia es una planta de semisombra que necesita un ambiente fresco, alejado de la calefacción y de los humos de la cocina si queremos ubicarla dentro de casa. El riego debe ser generoso y mucho mejor si se realiza con agua de lluvia o neutra porque no tolera la cal.
Las Camelias necesitan un sustrato rico en humus, ácido (pH 5,5-6), suelto y que drene bien como el SUSTRATO PARA PLANTAS ACIDÓFILAS que ofrece BURÉS, un sustrato idóneo para Hortensias, Camelias, Gardenias y Azaleas. Los valores de acidez del sustrato favorecen que este tipo de plantas puedan extraer los nutrientes del suelo de forma adecuada para así evitar carencias nutricionales como clorosis y el amarilleamiento de las hojas.
El MULCHING permitirá que la humedad del sustrato se conserve y protegerá las raíces del efecto de las heladas, especialmente si el cultivo es en maceta.
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